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martes, 21 de agosto de 2012


LA EDUCACIÓN DE LA PERSONALIDAD
“El encuentro de dos personalidades
es como dos sustancias químicas:
si hay reacción, ambas se transforman”

ANÓNIMO


         No cabe duda, que la labor docente permite al educador estar más cerca de sus alumnos y conocerlos.  Poco a poco se ve inmerso en un mundo lleno de personalidades diferentes a las cuales debe ayudar y formar.  Esta no es una tarea fácil pues muchas veces el maestro ni siquiera se conoce bien. A lo mejor hasta tiene problemas de adaptación porque ¿a quiénes nos enseñan a conocernos? ¿Quién puede decir que posee una personalidad estable? Realmente es difícil responder con precisión a estas preguntas.
         Por un lado está la familia, que por supuesto es la base para procurar estabilidad a un individuo, pero ¿los padres poseen las herramientas útiles que les permitan afrontar los problemas que la vida presenta? Quizá la respuesta está en cómo fueron sus familias y así, podemos remontarnos tantas generaciones queramos para analizar elementos que nos permitan determinar si nuestras familias son estables o no.  ¡Qué difícil situación!
La personalidad de un individuo se compone de una carga genética, de la herencia y del ambiente.  No sé si esto sea teóricamente en partes iguales, aunque es cierto que en algunos momentos de nuestra vida uno de estos elementos tiene mayor peso que los otros. Considero también que la voluntad de un individuo es la mayor fuerza que tiene para luchar contra lo que aparentemente lo puede determinar.  De aquí se deriva entonces algo importante: educar la voluntad. Y esto sí que le corresponde principalmente a la familia.  Educar en la fortaleza y en el ejercicio de la libertad, proporcionará a los individuos la personalidad necesaria para salir airosos franqueando los obstáculos que se les van presentando a lo largo de la vida.  El binomio de amistad y firmeza, clave en la educación de los hijos y de los alumnos, es de las cosas más difíciles de lograr.
         Retomando a algunos de los autores, podría afirmar que Erikson proporciona mucha luz al respecto.  Cada una de las etapas psicosociales presenta una expectativa, una crisis que hay que superar y un valor que se debe vivir. Estudiarlos a fondo tanto por parte de los padres como de los maestros, puede ser una buena guía para educar en forma correcta.  Al mismo tiempo puede ayudar que respecto a nuestra propia persona analicemos como se dieron cada una de las ocho etapas, enfrentando los problemas que se pudieron presentar o solicitando ayuda en su momento.  No podemos educar la personalidad correctamente si nosotros mismos presentamos problemas fuertes en la propia educación que recibimos.
David Isaacs, pedagogo español[1], afirma que todo centro educativo y todo docente tiene cuatro áreas de funcionamiento: Docencia, Investigación, Normativa de la Convivencia y Orientación.  Esto es muy cierto y generalmente, hablando del profesor éste cree que con dar su clase basta (área de docencia).  Si ni siquiera le “cae el veinte” de que también debe ser investigador ¿cómo puede darse cuenta de que dentro de sus funciones está la de orientar y normar la convivencia de sus alumnos?  Y, aunque de todas maneras lo hace, no es lo mismo actuar con conocimiento de causa que sin él.  Pienso que es tiempo de concientizar a los maestros sobre la importancia de estas dos funciones y capacitarlos para que las realicen lo mejor posible.  Habría que formarlos, como dice Fromm, en la conciencia: medio regulador de la personalidad.  Que el maestros se observe, reflexione y evalúe su conducta de una forma objetiva y humana y, una vez así, estará listo para ayudar en la formación de la personalidad de sus alumnos.   
Habría que ayudarlos ¾parafraseando a Adler¾, a luchar por la perfección de sus personas, a no caer en la mediocridad (punto muy discutible en la tarea docente).  Todo esto sin caer en la exageración, sino de una manera sana.  De esta manera podrá ayudar a sus estudiantes a plantearse expectativas alcanzables y luchar por ellas. 
Habría también que, como señala Maslow, formarlo en el planteamiento de motivos y necesidades genuinos,  analizando los medios más adecuados para satisfacerlos.  Así el docente podrá ayudar a que sus alumnos descubran sus propias necesidades y motivos. 
         Por último habría que formarle más que como maestro, como facilitador del aprendizaje y, como bien dice Rogers, enseñarle a crear un ambiente de aprendizaje agradable y empático donde sus estudiantes se sientan queridos, aceptados y con la libertad de exponer sus inquietudes y expectativas.
La formación docente, actividad a la que me he dedicado en los últimos años, cobra hoy mucha importancia.  Y en el campo de la formación de la personalidad creo que esta capacitación está en pañales (la mayor parte se refiere a habilidades del maestro en el aula).  Ayudar a los maestros en su labor, junto con los padres, de formadores de la personalidad de sus alumnos, quizá sea la llave que abra la puerta a un mundo mejor.


[1] cfr., ISAACS, David “Dirección de Centros Educativos”, MINOS

CONVIVIR CON UN ADOLESCENTE
SIN MORIR EN EL INTENTO


         No cabe duda que tratar con adolescentes nos convierte en una especie de héroes, mártires y/o  santos.  Los educadores ¾padres y maestros¾ de jóvenes que se encuentran en esta etapa de la vida, vivimos muchas veces este periodo como una visita al dentista: un mal necesario, del cual queremos salir lo más pronto posible.
         A la adolescencia se le ha hecho muy mala fama.  Es el periodo más turbulento de la vida y la reacción que al respecto tomamos los adultos es muy diversa, va desde la negación: “Mi hijo (a) gracias a Dios es muy niño (a)” , hasta la resignación: “que le vamos a hacer, está en la adolescencia”.
         ¿Por qué no valorar esta etapa de la vida en su justa dimensión? ¿por qué verla como un periodo de transición y no como un estadío que en sí mismo tiene tanta riqueza como cualquier otro? ¿Por qué no pensar en lo que como adultos podemos aportar a los jóvenes en una relación de entendimiento mutuo?  Pienso que la respuesta a estas interrogantes es que la inseguridad, el desconocimiento y la falta de voluntad que tenemos los adultos nos impide que realmente podamos dialogar y comprender a los adolescentes.
         Me llama la atención fuertemente la teoría de Erikson sobre las etapas de desarrollo ¾en la cual me apoyaré a lo largo de este ensayo¾, donde afirma que cada una implica una crisis a superar y que los problemas comienzan cuando estas crisis no han sido superadas.  ¡Qué importantes son los primeros años de vida de una persona para poder tener una adolescencia más estable ¾dentro de lo inestable que en sí misma es, como dice Knobel¾!  Los adultos no siempre somos conscientes de ello, quizá tenemos también muchas crisis no superadas, no tenemos acceso a esta información y creemos que la adolescencia le pega a algunos más y a otros menos simplemente por predisposición genética o algo por el estilo, resignándonos a sufrirla por un periodo que nos parece eterno, sin una actitud proactiva y comprensiva.
         Superar la etapa de la confianza-desconfianza, implica que el bebé pueda sentirse seguro en un ambiente cálido y amoroso.  Seguro porque sus necesidades básicas son satisfechas con horarios establecidos, rutinas diarias y mucho cariño para que entonces llegue al periodo de autonomía-vergüenza y duda aprendiendo a compartir y sin sentirse amenazado en la crisis que lo invade a la hora de controlar esfínteres.  Pienso que esta es una etapa que los padres manejamos mal:  o somos estrictos y presionamos demasiado haciendo sentir culpable al bebé o no lo ayudamos a controlar y enfrentar este periodo de una manera firme pero amistosa; aunque ¿quién ha dicho que encontrar el justo medio es fácil?.  Una vez superado esto, el niño llega a la etapa de iniciativa- culpa donde empieza a ser más autónomo de los padres y una vez más es difícil encontrar la formula de firmeza y amistad. El peligro aquí es sobreproteger al niño y hacerlo dependiente de los padres que puede acarrear problemas al llegar a la adolescencia donde por naturaleza se dará otro desprendimiento de los progenitores.
         La última etapa de la infancia mencionada por Erikson es la de industria-inferioridad, donde los intereses del niño se centran en el trabajo escolar y en descubrir sus aptitudes y desarrollar habilidades.  Es aquí donde las expectativas de los padres empiezan a darse o no y con ello viene un grave problemas que además está extendidísimo: etiquetar a los hijos.  Las etiquetas tanto buenas como malas se quedan muchas veces toda la vida y es difícil luchar contra ellas, parece que nos determinaran cuando no es así pues de lo contrario no seríamos personas capaz de autodeterminarnos.  Estas etiquetas pueden afectar fuertemente la autoestima del niño de forma tal se sub o sobre valore faltándole objetividad en el juicio hacia sí mismo.  Qué importante es que como padres y educadores sepamos también ser objetivos en nuestros juicios; yo sinceramente pienso que cuando de la familia se trata tendemos más a la subjetividad cuando debíamos de luchar por el opuesto.
         Al llegar al periodo de la adolescencia temprana (identidad-confusión de rol) el joven trae consigo situaciones resueltas o no de etapas anteriores ¿cómo lidiar con una crisis actual cuando se tienen pendientes crisis pasadas? Llama especialmente mi atención el concepto de los duelos que sufre el adolescente.  Esto es porque como adultos minimizamos esos problemas y ya no recordamos nuestras propias vivencias.  Para mí era un hecho normal que el adolescente sufra cambios físicos y psicológicos pero no un problema en sí; igualmente el que se independice de sus padres.  Knobel presenta estos hechos como  verdaderos duelos, es decir, como problemas reales que el adolescente vive.  Pienso que la postura del educador es darles la importancia que tienen y actuar en consecuencia siempre con el binomio “firmeza-amistad”.
         Pensar en las fuerzas con que cuenta el adolescente a esta edad y no en sus debilidades, es pensar positivamente y nos permite ayudar al joven a sacar lo mejor de él.  Aceptarlo como es le ayudará a él a aceptarse mejor. Cuestionarlo y buscar que tenga sentido crítico lo ayudará a ser más consciente de lo absurdo que puede portarse algunas veces.  Tratar de entablar diálogos sin imponer ideas es otra postura que ayuda en la educación del  adolescente.  Claro que para ello los adultos debemos ser más maduros, centrados, serenos pacientes y saber no engancharnos, además de ser empáticos, todo esto sin perder nuestra autoridad ni tratar de “agarrar la onda”.
         Llamó también mi atención lo que Lebovici afirma al decir que el adolescente reacciona según reacciona el adulto.  Es un juego que se da muy interesante y que puede volverse un círculo vicioso.  Un juego en el que no se debe caer pero que es muy fácil hacerlo.
         Toda la adolescencia es una incesante búsqueda de identidad, en este camino tendrán muchos obstáculos que franquear y que les facilitará el esfuerzo por encontrarse a sí mismos.
La adolescencia media, intimidad-aislamiento, es una etapa muy contradictoria pues por un lado diríamos que es el periodo más crítico del adolescente y por el otro una etapa de mucha riqueza interior. Hay muchos peligros que enfrentar, aquí se forman o los jóvenes sensibles y comprometidos a lo que les rodea o los indiferentes e incluso crueles a su entorno.  La búsqueda de identidad los hará que crean hallarla en pandillas, en el sexo y que al no ser así, puedan sentirse más vacíos que al principio.  También puede darse el contrario: que logren encauzarlo hacia actividades productivas y de servicio a la comunidad y que poco a poco cimienten las bases de su verdadero yo.
Qué difícil es aquí el papel del adulto, debe mantenerse un poco al margen y estar ahí como facilitador o guía mas no como alguien que imponía como en etapas anteriores. Si en etapas anteriores ha sabido educar en libertad y toma de decisiones, el hoy será más fácil; si no ha sido así se estará lleno de angustia, desconfianza y desasosiego.
Todo lo anterior obstaculizará o facilitará ¾según se maneje¾ la última etapa de la adolescencia, generatividad-estancamiento, donde el joven empieza a planear su futuro con mucho más realismo que antes, pero si las etapas anteriores fueron conflictos no resueltos, el adolescente estará estancado y no será capaz de establecer relaciones estables, sólidas ni tampoco asumirá en forma responsable su papel en la sociedad.

sábado, 2 de junio de 2012



ACOSO ELECTORAL

Me perseguían por todos lados, al llegar a mi casa, al salir a la calle, llamaban a mi teléfono, me enviaban mensajes por celular. Si prendía la televisión, ahí estaban y no digamos el radio. ¡Ya no quería saber de ellos, pero no dejaban de acosarme!
No, no es ninguna película de terror, es lo que pasa ahora en México con las elecciones. Yo le llamo acoso electoral. 
Dice la RAE que acosar es perseguir, apremiar, importunar a alguien con molestias o requerimientos. Así que nadie puede decirme que esto no es acoso electoral. Y tampoco pueden argumentar que es para que estemos informados; no tengo un dato fundamentado en estadísticas pero me atrevo a decir que por lo menos la mitad de lo que vemos y escuchamos son anuncios de candidatos tirándole a los otros candidatos o defendiéndose de los ataques que les hacen. Poniendo canciones gruperas (¡de verdad!) y pegajosas para cierto nicho de votantes y manipulando el voto con mensajes que parecen un lavado de cerebro ordenándonos votar por uno u otro candidato.
Los partidos y los candidatos nos faltan al respeto al considerarnos poco pensantes con anuncios que de verdad dan pena por la manera en que buscan el voto de la ciudadanía.
¿Por qué no ponemos los ciudadanos un alto? Esta manera de promover el voto de los partidos, se parece más a la vieja manera de hacer política que a otra cosa y lo peor es que no hacemos mucho por cambiarlo. Soportamos estoicamente la avalancha de anuncios. Nos dejamos acosar.
¿Será que podemos denunciar esto en la FEPADE? 
Menos anuncios pero más sustanciosos, menos tirarse entre candidatos y más propuestas de nación. El día que se vea continuidad  - aunque gobiernen partidos diferentes - porque todos sin importar la ideología partidista queremos un país mejor, estaremos escribiendo otra historia para el país. ¿Ustedes qué opinan? Me encantaría leer sus comentarios.
¡Buen fin de semana!

martes, 8 de mayo de 2012


"Los límites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo Ludwig Wittgenstein 
 ¡Qué cierta es esta frase!

El buen manejo del lenguaje nos permite penetrar en diferentes mundos, comprenderlos y hacerlos nuestros.
Leer, jugar con las palabras, decir lo mismo pero de distintas formas, encontrar la relación que guardan unas con otras.
Sabernos expresar, comunicar nuestras ideas, entender el sentido de lo que otros nos transmiten. Todo ello forma parte de las competencias comunicativas que hoy por hoy, son cruciales en la formación académica. Me atrevo a decir que un buen manejo del lenguaje es la puerta al buen aprendizaje de una disciplina.  No es que sea malo para la física - por ejemplo - sino que en realidad no entiende lo que lee. Si mejoraran nuestras habilidades comunicativas: escuchar, hablar, leer y escribir, mejoraría nuestro rendimiento académico.
¿Por qué en nuestro país se lee tan poco?
Poder jugar con las palabras, apropiándonos de ellas, cambiándoles el significado según el tono de la voz, agregándoles signos de puntuación que cambian el sentido de lo que queremos decir…

En mi familia nos gusta jugar con las palabras. Mis hermanos y yo hacemos bromas similares -bobas y simplonas- que nos hacen reir mucho. Mis hijos y mis sobrinos cuando nos escuchan generalmente ponen los ojos en blanco, suspiran y dicen: "Eso es muy Castañedesco".
Sus juegos de palabras son similares -aunque lo negarían rotundamente-, las nuestras nunca son tan buenas como las de ellos (¡ja, ja, eso creen!).
Un ejemplo es buscar marcas de productos, cosas específicas, adjetivos calificativos con los que podamos dirigirnos a otro preguntando ¿Quieres...? y añadiendo el producto y su marca o la cosa y su adjetivo pero haciendo una pausa entre la primera y la segunda.  Por ejemplo:
¿Quieres cerveza, Indio?
¿Me pasas el nopal, baboso?
Ahí les va algunas de ellas de la larga lista que se nos ha ocurrido (y muchas veces olvidado), se vale -y me encantaría- oir ideas nuevas:
  • Queso, Gouda
  • Café, negro
  • Sopa, aguada
  • Sierra, gorda
  • Fuego, lento
  • Ropa, vieja
  • Arroz, salvaje
  • Frijoles, negros
Y aquellos que somos muy verbales ¿qué tal cuando las palabras ya no son suficientes? ¡En el aprieto que nos metemos!
Saludos

viernes, 20 de abril de 2012

CARTA AL MAESTRO QUE PERDIÓ SU LIBERTAD


Querido maestro:

                Aunque no lo creas, me siento un poco angustiada al escribir esta carta para expresarte mi preocupación por ti,  pues quizá tú todavía no te has percatado de lo que te sucede. Y ¿cómo puede uno actuar en consecuencia, cuando aun no sabe sobre qué debe actuar? Hoy por la mañana me encontré a tu libertad paseando por la calle como si nada.  La vi y me dio rabia de que anduviera tan campante. Inmediatamente me viniste a la mente en tu aula, malhumorado y cansado; fue entonces cuando pensé "¡no es justo!, pudo haberlo evitado".
¿Por qué la dejaste ir? Ya no será lo mismo en tu salón de clase, adiós a la cátedra interesante, amena, que representaba un reto. Lo que tus alumnos verán en el aula, será el tedio, el cansancio, el enojo y ¿sabes qué? Posiblemente la libertad de cada uno de tus estudiantes decida irse también de ahí... ¡Oh no! ¡Eso sí que sería un caos! ¿Te imaginas un recinto donde el aprendizaje se da a fuerzas? Puede ser terrible.

                ¿Cómo pudiste ser tan descuidado? Tu libertad estaba ahí contigo, pero pocas veces le hacías caso. Estabas más preocupado por terminar el programa, por lo apretado de las quincenas, por la visita del inspector, por las reuniones del sindicato... tu vida se convirtió en una queja continua, en algo pesado que había que vivir "¿por qué a mi?" Te preguntabas continuamente y ahí fiel y calladamente estaba la libertad, esperando a que la usaras, a que te decidieras a cambiar tu actitud, tu visión de la vida.  Tú nunca te diste cuenta de ello. 

Piensas que eres libre porque vives en un país, en el cual no es necesario pedir permiso para transitar, crees que eres libre porque ahora ya de adulto, no necesitas pedir permiso para actuar.  Por eso tu libertad se sintió desplazada, que no la tomabas en cuenta.  Hoy por la mañana, escuché que le decía a la libertad de otro individuo que­ - por lo visto-, también había escapado: "pensaba que yo estaba en todo lo de afuera, cuando en realidad me encontraba dentro de él"
               
Negar la libertad es negar la propia naturaleza humana.  En varias ocasiones te he oído  decir -contradiciéndote- que la libertad no existe, "patrañas del gobierno" ¾ has expresado, "nos hacen creer que somos libres pero en realidad es puro cuento, estamos atados a todo y a todos"(a la libertad no le gustan las ambigüedades, quizá por eso huyó de ti). Esa misma actitud la has transmitido a tus alumnos quienes piensan que la libertad es hacer lo que a uno se le da la gana y aprovechan cualquier momento en que tú sales del aula para armar un relajo enorme "¡somos libres, somos libres!" gritan, para callarse sus palabras y sentarse apresuradamente en cuanto ven que te acercas.  Otras veces llegas al salón de clase como si estuvieras arrastrando largas cadenas que te apresan, ¿cómo puedes transmitir alegría por aprender cuando parece que la vida te pesa y que lo último que quisieras hacer es darles clase? Muchas veces te he imaginado hablándoles de la libertad de cultos, ideas, expresión, etc. y veo la cara de tus pupilos incrédula y con una sonrisa sarcástica casi imperceptible.  Seguramente piensan que tu actitud no expresa lo que tus palabras dicen "¿Cuál será la verdad? -han de cuestionarse, ¿existirá la libertad como lo dicen los libros? Y si es así ¿dónde está? o más bien es como un chiste como bien lo expresa el profe (y que conste que tú no has dicho nada al respecto).
               
Negar la libertad, es negar la posibilidad de educarnos, Todo proceso educativo es intencional. Hay intención en el maestro y en el alumno; ambos, haciendo uso de su libertad, están dispuesto a dar y a recibir para ser mejores. La educación sólo puede ser posible porque el hombre es un ser perfectible, día a día puede subir un escalón más en el camino de la realización personal, aunque para ello debe elegir querer ser mejor.  Y aquí está el problema: no lo elegimos, ¿será que somos tan ciegos o tan ignorantes que no nos damos cuenta que -como dice Amado Nervo- "somos arquitectos de nuestro propio destino"? Cuando somos pequeños, son nuestros padres y más adelante nuestros maestros los que nos acompañan y nos orientan para que podamos descubrir lo valioso, posible y significativo de cada momento y de cada contenido a aprender para que nosotros optemos libremente por ello.  También son nuestros papás y profesores los que nos ayudan a crear espacios de libertad para que aprendamos a elegir, si no lo hacemos nuestra libertad empieza a engordar por falta de ejercicio (¡la tuya se veía tan gorda y pesada!)  De la mano nuestros educadores nos llevan por el camino de la deliberación, es decir, nos enseñan a usar nuestra inteligencia y a poner a trabajar a nuestra voluntad.  La primera para que conozcamos y busquemos la verdad; la segunda para que de lo que ya conoce se incline por lo que es bueno para ella y lo elija.
               
Elegir implica renunciar, puesto que no se pueden escoger todas las opciones (por naturaleza también somos limitados) al momento en que elegimos un bien estamos renunciando a los otros, así que también debemos aprender a que en la vida no podemos tenerlo todo. Tu libertad comentó esta mañana con su amiga que además de maestro, quieres ser líder sindical, vendedor de "Amway", profesor particular, instructor de manejo... y creo que le escuché decir algo así como ajonjolí de todos los moles, que no tiene tiempo para abarcar todo.
               
Elegir es responder, quiere decir que si ya escogí un bien, ahora respondo a mi elección, asumo las consecuencias de ello, me vuelvo responsable, me comprometo. ¿Recuerdas tu época de estudiante en la Normal? Parecía que te comerías al mundo.  Tu familia te decía que esta profesión era pesada y poco reconocida, pero tú parecías verdaderamente comprometido y decías que el sacrificio valía la pena si podías dejar en el alma de cada uno de tus alumnos, la semilla del saber y la superación. ¡Qué tiempos aquéllos!
               
Elegimos aun en las cosas que no elegimos de antemano," ¡está loca!" ¾dirás.  Pero no, permíteme explicarte.  Aunque hay muchos momentos en nuestra vida en los que tenemos que tomar una decisión, también hay otras situaciones que no elegimos, como la familia que nos toca, la escuela a la que asistimos (generalmente son nuestros padres los que eligen por nosotros), asistir a reuniones o juntas de trabajo... hacemos obligados muchas cosas, pero ¿qué crees? Aun en esos momentos, podemos ejercer nuestra libertad y decidir la actitud que tomaremos frente a estos hechos (a tu libertad es el tipo de elecciones que más le gusta hacer) y, si estas elecciones son positivas terminaremos siendo mejores cada día.
               
Podemos entonces cada mañana elegir la actitud que tendremos ante nuestro trabajo, nuestra familia, nuestras obligaciones diarias.  Elegir ante lo agradable, no tiene chiste, pero elegir asumir una actitud positiva  ante situaciones desagradables es lo que nos hace crecer como personas.

Pero ya no te detengo, ¡corre a buscar tu libertad!  Puede estar en cualquier parte. A la muy tramposa ¡le encanta jugar a las escondidas!  Puede que te haga sufrir un poco para que en algún momento pienses que la has perdido para siempre.  Pero si te esfuerzas, lograrás encontrarla.  Quizá ya regresó a tu interior y sólo espera a que te des cuenta para que, con una fuerte carcajada, irrumpa en tu vida como el mejor de los regalos                                                                                                                                                                               ADRIANA

miércoles, 18 de abril de 2012

¡Bienvenidos!

Finalmente me he decidido.
Llevaba varios meses dándole vuelta al asunto.
¿Por qué no? Me decía.
¿Seré constante? Me cuestionaba
¿Me leerá alguien?
Pero ahora, en este momento, impulsivamente dije ¡Va! hagámoslo.
El blog sobre todo es para ti, para expresar tus ideas, lo que eres, lo que quieres. Y si tienes la suerte de que a alguien le interese conocerte pues ¡maravilloso!
Así que comienzo este viaje con mucha emoción, mucho entusiasmo y la cosquillita de ir plasmando parte de mi jornada de vida en este espacio y compartirlo con ustedes.
¡Ya está!